con despellejada fragilidad
ando por el camino calzado de alfileres
con el corazón de juan
adentrado de espinas
guardo abrazos que nunca se estrecharon
guardo canales de navegación de la locura
guardo una montaña hecha de aguas
y un viejo en mis sueños que pone todas las palabras
viajo con todos mis pulmones
sin darle la cola a la traición
poniendo un suspiro de apamates bajo el cielo
para que caiga roja y tibia la noche
para buscarte en los altos
en las caidas del páramo
donde la flor lamida de rocios puede olerse.
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