No tengo los poderes de la bestia
nací marcado con el signo de los mansos
de la persistencia pacífica.
Solo el breve aliento de la vida es evidencia
que ahora se me acelera de ansiedades
Un demonio duerme de encantamiento en mí
otro va naciendo en el pecho de lucrecia
otro en los ojos de sofía
otro en la sonrisa de andré
otro en cada uno de los hijos de la casa
veo su joven infierno
jugar con el hojasal del gateado
en los saltos del patio
Una femenina sombra que me aguarda
en mi propia sombra
me da la temperatura de las horas
su dolor me duele como alfileres de hoguera
Un verso dormido despierta con los ojos entornados
no tiene el vigor de la tormenta
pero aún guarda la caricia
Quiere quedarse en mi piel
con persistencia se cuela
llena mi espalda de palabras
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